domingo, 22 de enero de 2012

Marzo Negro.


Esto es muy importante, luchemos por nuestros intereses. Ya esta bien de no colaborar en las pequeñas revoluciones contra lo injusto. Esta es una manera fácil de ayudar en la causa. Solo tienes que seguir las indicaciones del cartel. Por favor, unete a la causa. Si no lo paramos dentro de poco no habrá libertad de expresión aunque hoy en día, sinceramente, hay muy poca. Gracias por vuestra colaboración.

martes, 17 de enero de 2012

Sobrevivir cuando ya estas muerto. (III)

Hola a tod@s, vuelvo con más historia :)
Esta vez no pude buscar una música adecuada así que perdonar :S
Espero de todo corazón que os guste.

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Era de día y podía ver el sol resplandeciendo en lo alto del cielo. Vivía en una ciudad del Mediterráneo. Me crié entre edificios, apartamentos, coches y playa. Bueno la playa … solo cuando cogía el autobús. Yo iba a la universidad. Allí tenía amigos que habían venido conmigo desde la infancia. Incluso años atrás había tenido una relación con uno de mis amigos. Iba hacia mi clase. La clase de...

Desperté. Escuché a alguien viniendo por el pasillo, sus pisadas no eran demasiado fuertes pero podía sentir el sonido del metal contra el metal, que si no me equivocaba, hacían mis pequeñas dagas italianas. Esperé a que se acercara lo suficiente y, cuando quiso tocarme, agarré su brazo con fuerza. Salté de la cama y en pocos segundos lo tenía inmovilizado.

  • ¡Suelta las armas! ¿Que pretendías hacer? - le dije aun sobresaltada.
  • Venía a devolverte tus armas, o al menos una parte de ellas – dijo tranquilamente un chico robusto.
  • Entonces, ¿por que me ibas a tocar? Lo sentí y pensé que me ibas a atacar – ya me había tranquilizado y ahora lo preguntaba intrigada, pues ese chico me sonaba.
  • Solo me pareció que eras una chica muy guapa. ¿Eras modelo antes de morir? - lo dijo sin inmutarse, sin expresar sentimiento alguno.
  • No lo se.
  • No te preocupes. Me llamo Ángel. Si necesitas algo, solo dímelo. ¿Como te llamas? - me guiñó un ojo pero como estábamos medio a oscuras no pude ver el color de sus ojos.
  • No lo se – pensaba que era normal no acordarse de las cosas cuando te morías pero ahora...ahora pensaba que era yo quien estaba mal.

Él comprendió que aquello me incomodaba, así que me dijo: “De momento te llamaré Esmeralda.” Yo le pregunté el porqué y él dijo sonriendo: “¿No esta claro? Por qué tus ojos son como dos esmeraldas, verdes e intensos” Y así se fue.

Estaba confusa, aturdida por no recordar nada sobre quién era yo. Me levanté dándome cuenta de que iba vestida con un camisón. Busqué mi ropa y no estaba por ningún sitio. Aún así ya tenía mis armas y eso era bueno. Miré y me faltaba mi Glock 18 y mi Llama XI-B. Estas dos pistolas me habían ayudado muchas veces y quería tenerlas cuanto antes mejor.

Salí al pasillo, tenía muchísima luz y se parecía al de los hospitales. Pronto me encontré con la niña de la otra vez. Me cogió rápidamente de la mano y, antes de poder decir cualquier cosa, me llevó a una especie de sala de conferencias donde había unas 20 personas. Luego me señaló una silla vacía en el fondo de la estancia y haciendo caso a sus instrucciones me senté.

  • Señores, estamos aquí reunidos porque los perros han intentado cazar a otra persona. Pero esta vez han fallado. La señorita del fondo -dijo señalándome con una sonrisa – fue la víctima. La información recolectada hasta ahora es esta: Los espectros cazan a todo el mundo mientras que los perros solo a unos pocos. La pregunta que debemos resolver ahora que tenemos una víctima sana y salva es ¿a quién atacan los perros? Y ¿cuál es su objetivo? Además hemos hecho grandes avances para la lucha. Los espectros no se pueden matar pero con un poco de amatista, su espíritu se descomponen durante 10 min más o menos. Por otro lado, los perros pueden ser dañados e incluso exterminados. Si solo los dañas se regeneran en poco tiempo pero si los quemas, mueren- la niña hablaba como un líder al 100%.
  • Cuando me atacaron los perros, había una mujer junto a ellos. Llevaba un paraguas rojo. ¿Quién es?
  • Muy buena pregunta... ¿Como te llamas?
  • Esmeralda- lo dije sin pensar pero realmente no sabía mi nombre.
  • Muy bien, Esmeralda. Yo me llamo Mila. Hace 20 años que ella apareció aquí y desde entonces busco información sobre esa mujer y lo único que pude averiguar es que es la mujer de aquel que controla todo este Infierno. Aunque realmente ella no es peligrosa. Se dedica a pasear a los perros y cuando ellos van a por alguien, ella solo se horroriza y desaparece entre la oscuridad de las calles.
  • Gracias por la información. Ahora si no os importa deseo recuperar mi ropa – tras decir eso me levanté.

Tenía la sensación que conocía a esa mujer y no era un recuerdo agradable. Decidí que lo mejor sería marcharme de allí si los perros solo me querían a mi. Ya había recolectado toda la información que deseaba. Así que salí al pasillo y decidida y firme me dirigí hacia un lado de aquél enorme pasillo. Cada vez caminaba más rápido por aquel laberinto y, la verdad, creo que solo lo hacia por relajarme un poco. Estaba inquieta y no sabía muy bien porqué. De repente, alguien agarró la manga de mi camisón y estiró un poco.

  • ¿He dicho algo que te molestara? Disculpame, pensé que sería bueno para todo el mundo el intercambio de información. Sígueme, te indicaré donde esta tu ropa – hablaba tan madura que incluso me asustaba.
  • ¿Puedo preguntarte algo? - ella se giró y me hizo una señal afirmativa, así que proseguí -. Dijiste que hace 20 años que buscas información sobre esa mujer. ¿Cuantos años tienes?
  • Ya veo – la niña empezó a reír -. Aun no lo sabes – se puso realmente seria -. En el Infierno, no pasa el tiempo o por lo menos no realmente. Hace 30 años que tengo 10 años.

La seguí en silencio hasta un pequeña habitación llena de armas y entre todas ellas diferencié el arco y las flechas que me salvaron de aquel perro cancerbero. Y en medio de aquel desorden había una camiseta negra de tirantes, un pantalón corto y unas desgastadas botas militares negras de seguridad. Así que le dije: “¿Podrías dejarme sola?” Mila aceptó cerrando la puerta lentamente mientras me miraba por ultima vez antes de que se cerrara. Empecé a desvestirme, quería sentirme “yo” de nuevo. Me quité el camisón y pensé que cambiarme la ropa interior sería una buena idea. Al fondo de la estancia vi un sujetador y unas bragas así que fui a recogerlas. Volví junto a mi ropa y me empecé a quitarme la ropa interior cuando un rayo de luz me cegó. Apenas me había dado cuenta que estaba a oscuras y ahora alguien había abierto la puerta. ¿Quién es?

lunes, 16 de enero de 2012

Video de unos versos vampíricos.

Mientras continuo con la historia os dejo este video especialmente dedicado a ladamadelosvampiros y a María Jose Tirado. Además también para todos aquellos que amen los vampiros. Y como dirian mis compañeras. Un mordisco para tod@s ;)

sábado, 14 de enero de 2012

Fénix de desamor.


Cenizas, el tiempo ha dejado.
Cenizas, de todo lo que fue.
En cenizas, mi corazón ha quedado,
el tuyo, el tuyo yo no lo sé.

Nací de mis cenizas,
y ahora vivo sin vivir,
no más que un corazón hecho trizas,
a mi sangre hace latir.

Fénix de desamor vuelve,
quiero que me dejes morir,
pues si tu amor mi corazón ya no tiene,
dejale por siempre dormir.

O.R.C.








** Muy pronto continuaré con la historía, de momento otro de mis poemas.

lunes, 9 de enero de 2012

Sobrevivir cuando ya estas muerto. (II)

Gracias por vuestro ánimos para que continué escribiendo esta historia. De momento dejaré "Sobrevivir cuando ya estas muerto" como nombre general de toda la historia, aunque tal vez al final lo cambie. Para continuar con un poco de ambiente: http://www.youtube.com/watch?v=g-gBkUHApGE

Esta parte tiene menos tensión que la otra pero espero mejorarlo en la siguiente parte. Lo mejor para mis mejores lectores. =)

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Habían pasado ya 2 semanas y yo no podía quitarme esa imagen de la cabeza. Yo apretando el gatillo mientras la niña que se escondía en el interior de aquel cuerpo me pedía ayuda. Giré lentamente en una vieja cama con el colchón desgastado. Tocaba suavemente las cicatrices que tenía mi cuerpo después de tanto tiempo en aquel infierno. Me sentía sola pero no podía confiar en nadie y además cuando conocía a alguien, moría en manos de los espectros.
Decidí que mi descanso había sido suficiente largo así que quise dirigirme a las afueras de la ciudad, un lugar donde nunca me había atrevido a ir por las fuertes presencias que sentía. Pero este era el momento. Cubrí mi cuerpo con una capa negra para esconderme por aquella ciudad donde nunca salía el sol. Mis pasos era ligeros, mis movimientos precisos y mi vista ágil como un lince. De repente vi algo extraño entre tanta oscuridad. Algo tan rojo como la misma sangre. Me acerqué aunque no demasiado y sentí que podría ser peligroso. Así que entré a un edificio y con unos prismáticos observé que era aquel colorido. Era una mujer hermosa, con un paraguas rojo, tan rojo como sus labios. Llevaba en la mano unas correas y mirando más abajo mientras tragaba saliva, los vi. No eran perros, aunque en un primer momento lo parecían, eran una especie de espíritus enormes con forma de Cancerbero. Entonces, miraron hacia donde yo estaba o ¿era mi imaginación?

Sin pensarlo dos veces guardé mis prismáticos, cogí fuertemente mis armas, fui al techo del edificio y salté a otro. Allí había un espectro, bastante débil pues apenas había notado su presencia. Se acercó corriendo hacia mi y yo le disparé. Las balas no matan a los espectros, hacía tiempo que lo sabía, pero los aturden. Quería descubrir como matarlos pero siempre había sido imposible. Entonces lancé una de mis dagas y como había pasado anteriormente solo lo aturdió. Volvía a por mi y yo no tenía demasiado tiempo para continuar jugando con él. Así que visto mi fracaso decidí escapar por el momento pero me agarró del tobillo y caí. Entonces me clavé un cristal del suelo y empezó a gotearme la sangre poco a poco. El espectro tocó mi sangre y como si estuviera asustado se fue tan rápido como pudo. Al mismo tiempo que él se iba oí un aullido. Mala señal, sabían que estaba allí. En apenas 1 min, ya iba detrás mio uno de esos Cancerberos. Era rápido y en pocos segundos me alcanzaría. Vi la muralla de la ciudad a unos 5 o 6 edificios por delante. Quizás si llegaba allí todo se habría solucionado. Corrí saltando de edificio en edificio con mucha dificultad pero era una carrera imposible. El Cancerbero mordió mi brazo pero no me salió sangre, su mordisco iba mucho mas adentro en mi cuerpo. Me mordía el alma. Notaba como toda mi fuerza se iba. Y poco antes de morir observé en la lejanía una persona con un arco que lanzando una flecha atravesó una de las cabezas de aquel monstruo. Después me hundí en un horrible sueño. De nuevo perdida en la oscuridad...la oscuridad....

Ya estaba en paz y ahora, ¿por qué me molestaban?, ¿por qué me dolía el pecho?

  • ¡Venga una vez más! – dijo una dulce voz.
  • ¡Dejarme!

Abrí bien los ojos y vi que estaba rodeada de unos extraños y que todos ellos estaban sorprendidos de haberme visto levantándome tan rápido. Pero en pocos segundos sus bocas asomaban una gran sonrisa. Busqué mis armas enseguida pero ninguna estaba en su sitio.

  • ¡No os riáis! ¡Mis armas! ¡¿Dónde están?! - miré una vez para encontrar mis armas sin dejar de repetirles lo mismo. Sin esas armas me sentía totalmente desprotegida.
  • Calma, calma, te acabamos de salvar y ¿ya estas enfadada? - dijo una niña de unos 10 años que estaba a mi lado.
  • Me da igual, necesito mis armas. Traérmelas, por favor – hice una pausa y luego algo indignada dije -. Gracias por la hospitalidad pero nada más me recupere me marcharé de aquí.
  • Muy bien, muy bien. Chicos, traerle las armas. Duerme un poco hasta que las traigamos todas. Tenías un verdadero arsenal en tu cuerpo – dijo la niña con verdadero aire de liderazgo.

Sin aceptarlo del todo me acosté en aquella cama que los desconocidos me habían proporcionado. Pensé que quizás no sería tan malo dormir un poco pues aun no me sentía demasiado bien.

miércoles, 4 de enero de 2012

Sobrevivir cuando ya estas muerto.


Morí. Hace meses que morí y no descanso en paz. ¿Que puedo hacer? Es como si hubiera revivido en un mundo al que no pertenezco. Un bucle sin fin en el que todo esta en contra mio. Mi instinto me incita a correr, a correr para no morir, para no sufrir, pero realmente ya morí una vez. Me siguen espectros de forma humana. Los siento corriendo detrás mio, entre las sombras... pero nadie los puede ver del todo.

Nunca estuve en esta ciudad pero es como si la conociera de toda la vida, conozco sus callejones, sus casas abandonadas, las puertas rotas, los niños escondidos,... todo. Soy capaz de correr en total oscuridad, ¿por que me ocurre esto? De repente, mientras recuperaba fuerzas tras un contenedor lo vi, allí estaba. Un hombre alto, fuerte, de aspecto aterrador, que caminaba solitario por la ciudad. Estaba tan perdido como yo al principio. “Vuelven” pensé. Sin pensarlo dos veces me lancé echando al suelo al hombre y solo le dije unas palabras:
  • ¡Corre y no mires atrás! Nadie sabe de que son capaces estos malditos monstruos.

Salí tan rápido como mis piernas me lo permitieron. No quería averiguar aun que le ocurría a la gente que era atrapada, aunque me lo imaginaba. Pero había sido demasiado ingenua de pensar que podría ayudar a alguien y no salir perjudicada. Noté en mi pierna esa presencia que me revuelve el estomago solo notándola. Me tire debajo de un coche y salí por la otra parte mientras tiraba una cerilla al suelo. El coche explotó hasta antes de lo que me imaginaba y salí volando hacia una ventana que daba a otro callejón estrecho y oscuro. No tenía tiempo para revisar si tenia alguna herida así que continué corriendo hasta una pequeña casa desocupada situada a unos 2 km. Cerré la puerta y por fin me tire al suelo para descansar un poco. Tenía quemaduras en la espalda, en los brazos y en una pierna. Simplemente me puse una venda que encontré hacía dos semanas. Así por lo menos podría correr con menos dolor. Al fin, me dormí. Mientras dormía mis sentidos estaban activados (por el instinto de supervivencia y la costumbre).

Escuché unas ruedas de un carruaje y cogí el cuchillo de mi tobillo, inconscientemente. Me asomé por la ventana. Eran “personas” como yo, llevando a otras encarceladas. Miserables, ratas que se dejan llevar por el dinero y en este caso por la supervivencia en un mundo sin vida. Decidí seguirlos. Iban hacia una plaza donde una pequeña farola situada en el centro era la única iluminación del lugar. Paré a observar. Uno de los vendedores de personas abrió la puerta de los prisioneros. Nada más bajo del carruaje el primero, vi como sus ropas se hacían añicos y una mano negra recorría todo su cuerpo y se hundía bajo su pecho. Más tarde salió de la persona y el espectro hizo un gesto afirmativo.

Cric. Abrí mis ojos como platos y me giré agarrando fuertemente dos dagas que tenia a mano. ¿Me habrían descubierto? Volteé demasiado lento pues sin darme a penas cuenta me habían cogido y alguien tapaba mi boca . ¿Por qué no sentí la presencia?

Desperté casi desnuda en una habitación que no conocía. A mi lado tenia ropa nueva y nuevas armas. Había un espejo delante de la cama en la que estaba tumbada así que decidí revisarme las heridas e irme cuanto antes mejor. Alguien había cambiado mis vendas y había puesto un ungüento en mis heridas. Me vestí y me fui poniendo las armas con mucho cuidado. Entonces me percaté que había comida encima de la mesa y... una nota.

No te precipites, descansa. ¿Hace mucho que no lo haces, cierto? Debes cuidar tu don, eres especial, recuerdalo. Te encuentras en un subterráneo de la parte norte de la ciudad, ten cuidado cuando salgas. Cada vez hay más gente y más espectros por esta zona. Con cariño, A. L.”

En primer lugar pensé en no hacer caso e ignorar la nota. Incluso la rompí en trozos muy pequeños. Entonces, ¿por que me sentí tan mal al romperla? Hacia como más de 8 meses que estaba aquí y siempre había estado sola. No recordaba como morí, ni como llegué a ese lugar. Además tampoco recordaba mi nombre pero realmente no me importaba demasiado.


Salí por la puerta del subterráneo con mi Glock 18 en la mano. Esa pistola me daba seguridad a pesar de estar segura que cuando estaba realmente viva no había tocado ninguna. Corría escondiéndome en cada esquina y buscando indicios de alguna presencia. Algún día me enfrentaría a ellos pero no en ese momento. Escuché el grito ahogado de una niña y fui corriendo a ver que ocurría. Empezó a llover y todo lo que pude ver al girar la esquina de la calle fue una joven chica en el suelo. Me acerqué lentamente, no notaba la presencia de ningún espectro cerca. Toqué el hombro de la pequeña y cayó su cara hacia delante. Vi sus facciones. Su cara reflejaba terror. Ojos abiertos, inyectados en sangre, tez pálida, boca abierta,... Además las gotas de la sucia lluvia, recorrían su cara como si fueran sus lágrimas. Sentía que me pedía ayuda pero no estaba viva. Un momento, ahora que lo pienso... nunca hemos estado vivos. Cayó una gota gigante en mis ojos y los cerré inmediatamente. De repente...tuve un escalofrío producido por la risa maligna que acababan de captar mis oídos. Miré a todos lado, menos donde debía, los brazos de la pequeña niña se aferraron a mi y su risa fue cada vez más estrepitosa. No me esperaba esta nueva táctica. La niña me inmovilizaba y yo sabía que la alma verdadera de aquel cuerpo continuaba en su interior. Poco a poco presentía el acercamiento de los monstruos y con la tristeza en lo más hondo de mi corazón puse el cañón en la boca de la niña y apreté el gatillo con todas mis fuerzas. 


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Si os interesa seguire escribiendola :)