lunes, 9 de enero de 2012

Sobrevivir cuando ya estas muerto. (II)

Gracias por vuestro ánimos para que continué escribiendo esta historia. De momento dejaré "Sobrevivir cuando ya estas muerto" como nombre general de toda la historia, aunque tal vez al final lo cambie. Para continuar con un poco de ambiente: http://www.youtube.com/watch?v=g-gBkUHApGE

Esta parte tiene menos tensión que la otra pero espero mejorarlo en la siguiente parte. Lo mejor para mis mejores lectores. =)

_____________________________________________________________________________________

Habían pasado ya 2 semanas y yo no podía quitarme esa imagen de la cabeza. Yo apretando el gatillo mientras la niña que se escondía en el interior de aquel cuerpo me pedía ayuda. Giré lentamente en una vieja cama con el colchón desgastado. Tocaba suavemente las cicatrices que tenía mi cuerpo después de tanto tiempo en aquel infierno. Me sentía sola pero no podía confiar en nadie y además cuando conocía a alguien, moría en manos de los espectros.
Decidí que mi descanso había sido suficiente largo así que quise dirigirme a las afueras de la ciudad, un lugar donde nunca me había atrevido a ir por las fuertes presencias que sentía. Pero este era el momento. Cubrí mi cuerpo con una capa negra para esconderme por aquella ciudad donde nunca salía el sol. Mis pasos era ligeros, mis movimientos precisos y mi vista ágil como un lince. De repente vi algo extraño entre tanta oscuridad. Algo tan rojo como la misma sangre. Me acerqué aunque no demasiado y sentí que podría ser peligroso. Así que entré a un edificio y con unos prismáticos observé que era aquel colorido. Era una mujer hermosa, con un paraguas rojo, tan rojo como sus labios. Llevaba en la mano unas correas y mirando más abajo mientras tragaba saliva, los vi. No eran perros, aunque en un primer momento lo parecían, eran una especie de espíritus enormes con forma de Cancerbero. Entonces, miraron hacia donde yo estaba o ¿era mi imaginación?

Sin pensarlo dos veces guardé mis prismáticos, cogí fuertemente mis armas, fui al techo del edificio y salté a otro. Allí había un espectro, bastante débil pues apenas había notado su presencia. Se acercó corriendo hacia mi y yo le disparé. Las balas no matan a los espectros, hacía tiempo que lo sabía, pero los aturden. Quería descubrir como matarlos pero siempre había sido imposible. Entonces lancé una de mis dagas y como había pasado anteriormente solo lo aturdió. Volvía a por mi y yo no tenía demasiado tiempo para continuar jugando con él. Así que visto mi fracaso decidí escapar por el momento pero me agarró del tobillo y caí. Entonces me clavé un cristal del suelo y empezó a gotearme la sangre poco a poco. El espectro tocó mi sangre y como si estuviera asustado se fue tan rápido como pudo. Al mismo tiempo que él se iba oí un aullido. Mala señal, sabían que estaba allí. En apenas 1 min, ya iba detrás mio uno de esos Cancerberos. Era rápido y en pocos segundos me alcanzaría. Vi la muralla de la ciudad a unos 5 o 6 edificios por delante. Quizás si llegaba allí todo se habría solucionado. Corrí saltando de edificio en edificio con mucha dificultad pero era una carrera imposible. El Cancerbero mordió mi brazo pero no me salió sangre, su mordisco iba mucho mas adentro en mi cuerpo. Me mordía el alma. Notaba como toda mi fuerza se iba. Y poco antes de morir observé en la lejanía una persona con un arco que lanzando una flecha atravesó una de las cabezas de aquel monstruo. Después me hundí en un horrible sueño. De nuevo perdida en la oscuridad...la oscuridad....

Ya estaba en paz y ahora, ¿por qué me molestaban?, ¿por qué me dolía el pecho?

  • ¡Venga una vez más! – dijo una dulce voz.
  • ¡Dejarme!

Abrí bien los ojos y vi que estaba rodeada de unos extraños y que todos ellos estaban sorprendidos de haberme visto levantándome tan rápido. Pero en pocos segundos sus bocas asomaban una gran sonrisa. Busqué mis armas enseguida pero ninguna estaba en su sitio.

  • ¡No os riáis! ¡Mis armas! ¡¿Dónde están?! - miré una vez para encontrar mis armas sin dejar de repetirles lo mismo. Sin esas armas me sentía totalmente desprotegida.
  • Calma, calma, te acabamos de salvar y ¿ya estas enfadada? - dijo una niña de unos 10 años que estaba a mi lado.
  • Me da igual, necesito mis armas. Traérmelas, por favor – hice una pausa y luego algo indignada dije -. Gracias por la hospitalidad pero nada más me recupere me marcharé de aquí.
  • Muy bien, muy bien. Chicos, traerle las armas. Duerme un poco hasta que las traigamos todas. Tenías un verdadero arsenal en tu cuerpo – dijo la niña con verdadero aire de liderazgo.

Sin aceptarlo del todo me acosté en aquella cama que los desconocidos me habían proporcionado. Pensé que quizás no sería tan malo dormir un poco pues aun no me sentía demasiado bien.

4 comentarios:

  1. Me gustaría saber más sobre esa ciudad fantasmal, sobre si el resto del mundo también se halla en poder de esos espectros, si es que ella lo sabe... Dudas que ya nos irás desvelando. Por cierto, me gustan los paraguas rojos :) Nos leemos ;)

    ResponderEliminar
  2. :) también muy bien, igual te mando correciones a tu correo.. ¿te están lelgando???

    ResponderEliminar
  3. logre entrar con twitter
    puffff tus historias son tan excelentes que denuevo quise leerlas desde el principio
    siempre que las leo es como si viera una serie
    eres mi autora favorita <3

    ResponderEliminar
  4. ohhh me asuste DDD:
    esta muy bueno
    esta con mucho suspenso
    saludos!!

    ResponderEliminar