martes, 25 de junio de 2013

Dejándote olvidar

DEJÁNDOTE OLVIDAR

Contraposto de cuerpos en serios semblantes,
discutiendo en el tiempo los dulces cantares,
que del amor derivaban los jilgueros,
que por amor sufría el joven guerrero.

¿Y qué he de hacer yo, dueña de la desdicha?
Que ahuyento con mi cuerpo
y con mi corazón encadeno.
Y que inconsciente del daño escribo esta poesía
pensando que disolveré un poco este veneno.

Veneno que en la sangre queda marcado
porque no hay nada que duela más.
Es simplemente el despertar de una rosa,
que ha de marchitar para continuar.

Que sea leve tu viaje, amigo.
Que sea leve...


Olga Ribelles (O.R.C)

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