sábado, 11 de febrero de 2012

Sobrevivir cuando ya estas muerto. (IV)

He visto que no comentasteis en la otra parte de esta historia y realmente me he preocupado por saber si no os gusta. Si no os gusta decirmelo y dejo de subirla y pondre otras cosas. Gracias por la colaboración ;)

Aquí va otra parte:




IV

  • Seas quién seas, sal de aquí o te vuelo los sesos- lo dije realmente seria e incluso parecía la heroína de una película-. ¿Acaso no me escuchaste bien?
  • Lo siento. Mila me dijo que estabas aquí y vine a devolverte las armas, pero vuelvo luego...- cerró la puerta aún con cara horrorizada y la voz quebrada.

De verdad, estas personas no tienen nada de tacto con sus huéspedes.” Eso pensaba yo mientras me acababa de cambiar. Me dí prisa pues notaba la respiración de Ángel al otro lado de la puerta. Si no estábamos vivos, ¿por qué respiramos? Puse la mano en el pomo de la puerta y contando 3 empujé para salir. No podía abrir y Ángel se dio cuenta de que impedía el paso, así que se apartó. Cuando salí, lo vi. Apoyado en la pared con mis armas en las manos.

  • Devuélveme lo que es mio – no lo dije con enfado sino con total inexpresividad.
  • Está bien... - hizo una pausa y me miro a los ojos-. Pero prometeme que te quedaras un tiempo con nosotros- bajó la mirada-. A decir verdad yo también los conozco de poco, pero son buena gente. Además te necesitamos.
  • Solo seré una carga. Debo seguir mi camino y averiguar más sobre aquella mujer sospechosa – puse mis labios cerca de sus oídos y dije -. Devuélveme las armas, por favor.

Vi como aferraba sus manos a mis armas y ,con dos golpes en la entrepierna y en el pecho, conseguí que soltará las pistolas. “Lo siento, Ángel”.Las coloqué en su sitio y fui corriendo hacia la habitación del principio para ver si me dejaba algún arma. Tras tenerlo todo controlado salí, de nuevo, aparentando normalidad.

  • Perdona, soy nueva, podría indicarme la salida – sonreí al joven chico-. Es que necesito tomar el aire.
  • Mmm... - estaba un poco pensativo-. Esta bien, te diré donde es, pero necesitas la tarjeta de un supervisor para salir. Te explico. Este pasillo a la derecha están los supervisores y a la izquierda todo recto, el ascensor para el acceso al exterior.

Tras despedirme del chico me paré a pensar. Era una situación complicada. No había contado en que estuviera tan vigilado. Fui a la sala de los supervisores. Había 3 personas: 2 chicas, una mayor y una más o menos de mi edad y un chico de unos 12 años. Aunque aquí no sabría decirte si realmente los jóvenes, eran jóvenes, y los ancianos, ancianos. Pensé que tenía posibilidades si se fiaban de mi. Si no, buscaría otro método. Entré en la sala.

  • Tu eres la de la reunión, ¿ya estas recuperada? Por cierto, me llamo Angy. Encantada- esta era la chica de aspecto más joven.
  • Suzunne- dijo la más “anciana”.
  • Y yo soy, Jaime. ¿A qué habías venido guapa?
  • Yo...- me había quedado sin palabras, cada uno tenía una personalidad totalmente diferente-. Me siento un poco agobiada, necesito salir fuera un rato. Me han dicho que debo pediros el pase de los supervisores.
  • Sí. Entonces, te acompañaré yo – dijo Jaime -. Sigueme.

Le seguí, todo había salido perfecto. Estábamos llegando al ascensor. Era un ascensor metálico de esos modernos que instalan ahora. Pusimos el pie dentro de este y escuché algo de su transmisor. “Han atacado a Ángel”. Cuando empecé a escuchar la voz de Ángel en el transmisor, apreté en el ascensor el botón del piso superior lo más rápido posible. “No...y...cui...salir...” Por suerte parece que en el Infierno tampoco hay cobertura en los ascensores. Pero nada más noté el aire en mi cara y vi la oscuridad de aquella ciudad fantasmal, se escuchó: “Repito. Buscar a la nueva, quiere escapar.” “Repito. Buscar a la nueva, quiere escapar.” El chico intentó atraparme cuando me vio salir en un sprint y casi lo consigue. Por desgracia para él había conseguido una arma de descargas eléctricas de la sala de armas donde estaba mi ropa y le di un pequeño calambre. Vi como se desplomaba ante mis ojos. “Tal vez me he pasado.” Salí corriendo lejos, tan lejos como mis piernas lo permitieron. No sabía a donde iba pero yo seguía hacia delante.

Al pasar horas corriendo sin rumbo fijo, paré. Miré a un lado, casas medio destrozadas, al otro almacenes en las mismas condiciones. No reconocía nada. “Supongo que aún estoy en las afueras”. Recogí mi cabello en una coleta alta para permitirme una mejor visión de mi alrededor. Empecé a reconocer la zona y entre en el almacén para ver si había algo que pudiera utilizar. Al fondo habían unos bidones y más cerca algunas cajas. Unas escaleras al extremo izquierdo llevaban a un piso superior pero no parecía peligroso. Me quedé allí pensando, pensando en nada y en todo a la vez. Pasaron horas. Seguía sin recordar nada más de mi vida antes de morir. Seguí pensando, necesitaba saberlo, aunque fuera simplemente por mi paz interior. Estaba tan absorta en mis pensamientos que apenas oí como abrían la puerta del almacén. Mi primer impulso: esconderme detrás de una caja. Escuché un aullido y al mirar entre dos cajas, la vi. Era esa mujer y esos perros.

4 comentarios:

  1. Me encantaría que describieses un poco mas a los personajes físicamente, eso ayudaría a imaginarios mejor, por lo demás muy bien, me gusta :). Un beso ;)

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  2. Saludos Amiga aquí de visita recorriendo tus escritos por demás interesantes, sigue así..! Te mando un abrazo muy grande hoy en el Día de los enamorados.

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  3. tan llena de emocion
    esta historia tiene un poco de todo y por eso puede gustar a mucha gente mala suerte las que no la conocen
    la primera ves que la lei me quede muy intrigado con el final

    la mujer del paraguas rojo me dije que interesante <3

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  4. muy bueno!!
    me llama la atencion el personaje de angel xD

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