miércoles, 6 de julio de 2011

¿Merece la pena?


Llegas corriendo, el esfuerzo merece la pena, ¿merece la pena? Yo en un principio creía que sí, que pasar una noche viendo películas antes de que todos se fueran de viaje estaría genial. Pero no, yo corrí desde lejos, me metí en la ducha con agua fría y cronometrando minuto a minuto, pensando que soy los mecánicos de Fernando Alonso, hice mi récord bajo el agua. Me unté mi quemada piel con todo el bote de aftersoon y deseé no estar demasiado pringosa para ponerme la ropa y peinarme a la vez. Cogí mis cosas, incluso la cena que aposta me compré nada más bajar del autobús para ahorrar en tiempo, y llegue allí, a aquel lugar donde quedábamos, 10 min más tarde de lo que habíamos acordado, así que me dispongo a llamar. Una, dos, tres veces. Nadie responde. Es extraño así que llamó a la propietaria del lugar y amiga mía para informarme de aquel asunto. “Al final no quedamos para cenar, alomejor quedamos luego”. Yo sintiéndome terriblemente contesté: “Vosotros sois los que os habéis empeñado a hacerlo ahora, me parece muy mal que ni me hayáis avisado”. Así que con todo el cuerpo quemado de la playa y notando un dolor punzante en mi pecho por el desprecio me fui hacia casa, no sin antes llamar a un amigo. “A ver, vosotros vais en coche y os da tiempo a ducharos y llegar fácilmente, pero me hacéis correr para no al final no ir, que os jodan. No es correcto que no me avisarais.” Me preguntó que si luego iría a ver una película o algo y no se si fue mi orgullo que en aquel momento de plantón decidió decirle de malas formas que no iba a aparecer esa noche por allí. Ahora, ¿merece la pena?

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