lunes, 18 de julio de 2011

Pequeña princesa barata.


Pequeña, diminuta, menuda,... Miles de palabras para un mismo significado. Así me sentí yo en medio de aquel gentío. A pesar de mis taconazos infinitos no era más que una mota de polvo entre toda la gente que pasaba a mi alrededor. Me miraban y simplemente continuaban con su camino. Mis compañeros me perdían y ni siquiera se percataron de ello. Yo, como la pequeña Alicia en mitad de la selva, los buscaba, no quería quedarme sola. Chocaban conmigo por no verme y si alguien se fijaba en mi simplemente me daba la sensación que no dejaban de reírse de mi. Por fin, una luz al final de la calle, allí estaban sentados en un banco. Corrí con cierta dificultad y cuando llegué... llanto. Le caían lágrimas por la cara. Era una chica bonita y una buena amiga pero estaba llorando y yo había llegado tarde para estar con ella. Me acerqué a ella pero mi tamaño era tan reducido que apenas me vio. Su compañero sentimental estaba a su lado con el mismo rostro de siempre, excepto que esta vez su mirada estaba vacía y sus ojos de un color rojizo. De pronto todo se volvió oscuro a mis pies. Había crecido, no por mi, sino por ellos. Me necesitaban. Volví a ir con ella pero esta vez aunque si que me vio, me echó. Entonces a su lado vi a otra compañera de una forma un poco desagradable pues estaba apoyada en una viga vomitando. ¿Te encuentras bien? Menuda pregunta, parecí más estúpida de lo normal. Así que me acerqué y cogí su pelo. Pero no pude hacer más pues en un momento empecé a escuchar algo. Dong, dong, dong,... Era la señal. La señal de que mi magia de aquel día había acabado. Debía correr para coger mi carroza y volver a mi casa. Si no lo conseguía mis días de libertad habrían acabado para siempre. Pero yo, a diferencia de aquella princesita Disney, no perdí ningún zapato de cristal y ningún príncipe preguntaría por mi. ¿Pero que más da no tener un príncipe si yo tampoco soy una princesa? Yo me conformo con algún sapo que me cuide y me escuche.

No hay comentarios:

Publicar un comentario