viernes, 28 de septiembre de 2012

Segundo día con la irlandesa.


SEGUNDO DÍA CON LA IRLANDESA.


Después de hacer varios recados durante toda la mañana, con el sueño acumulado de la noche anterior, llegué a casa. Vi el sofá, lo tenía a tan solo unos metros, y sabía que quedaban segundos para llegar hasta él y poder relajarme. Ring Ring. Nada me detendría. Ring Ring. “¡El teléfono, cogelo!” ¡Noooooooooooooooooooooooooo! No me quedó más remedio que atender la llamada. Eran ellas. Habíamos quedado en media hora para ir a la playa. Así que sin ni siquiera haber tocado el sofá me cambié y me fui corriendo, con el estrés de ser obsesiva compulsiva de la puntualidad, hacia el lugar donde habíamos quedado.

Fuimos a la playa. Buscamos un huequecito entre guiris y guiris y pusimos nuestras toallas. Estuvimos esperando alrededor de una hora a que llegarán los amigos del novio de mi amiga pero no aparecían por ninguna parte y de repente nos llaman. Habían estado en la playa desde que nosotras habíamos llegado... ¡qué poca organización! Vamos con ellos y entramos al agua. Había bandera amarilla y unas olas descomunales. Yo creía que me moriría entre ola y ola. Pero no sé que me daba más miedo en ese momento, si morir bajo el agua o que una ola traicionera se llevara la parte superior de mi bikini que al parecer se había medio roto de tanto llevarlo.

Fuera ya del agua, quedamos todos para ir de fiesta por la noche. Entonces las tres señoritas, tal como habíamos llegado, nos fuimos en bus.

Llegué a casa, me duché y corriendo (como siempre) fui a la Muralla, un lugar donde sirven cervezas, pizzas, coca-cola,... de todo un poco y encima está en una terracita donde se puede disfrutar del aire fresco que pueda correr en pleno verano. Ahora viene el problema, ¿cuánta gente creéis que piensa que es el sitio ideal para pasar la noche? Pues ahora es cuando llega la lucha por conseguir una silla libre. Ese momento en el que vas de mesa en mesa interrumpiendo las conversaciones ajenas para pedir una silla y los propietarios de esa mesa te dicen con desprecio que están todas ocupada. Ese es el momento en el que empiezas a desesperarte. Pero tras un cuarto de hora buscando (aproximadamente) consigues encontrar una.

Hablamos durante más de una hora y, a pesar de conocer poco a los amigos del novio de mi amiga, lo pasamos muy bien. Después, decidimos ir al pub del día anterior y, como la primera vez, la irlandesa me suplicó que los acompañará. Así que otra vez al Wallaby's.

Llegamos allí y me sorprendí de la diferencia con el día anterior. ¿Recordáis que el otro día estaba lleno de guiris? Pues este día los guiris se habían marchado (supongo que a ver a Bob Dylan o a David Guetta en el FIB) y ahora quedábamos los mismos de siempre, esos pocos que nos encontrábamos en todos los conciertos y festivales de por aquí. Bueno... todos los de siempre no. Había a unos dos metros nuestro unos tunos. ¿Alguien me explica que hacían esos tunos merodeando por aquellos lugares? Bueno... supongo que todos tienen su derecho para estar ahí. Entramos al fondo del lugar ocupando unos taburetes para poder disfrutar de la maravillosa música: Marea, Extremoduro, La fuga, Siniestro total, Rolling Stones,... Me giré para ver a la irlandesa que se estaba muriendo de sueño ya que no conocía casi ninguna de las canciones (hay que decir que era bastante pijilla también). Entonces, al volver a girar la cabeza, detrás de los rockerillos de turno haciendo el payaso mientras estaban ebrios, estaban los tunos bailando jotas. Por un momento pensé que aquella noche iba a ser muy rara y larga.

Al acabar la noche, el pub estaba casi desolado y, tanto la irlandesa como yo, nos entreteníamos mirando a un chico de unos veintipocos que bailaba en el centro del pub con unos amigos. Nos miraba descaradamente y nosotras le devolvíamos la miraba sonriendo. De repente sonó “Y sin embargo” de Joaquín Sabina con Olga Román, una preciosa canción. Entonces a todos nos vino como una lagrimilla a los ojos y mirando, de nuevo, al chico para ver si nos estaría mirando vimos que estaba besándose apasionadamente con uno de sus amigos. ¡Plof! Se nos cayó el mundo al suelo en unos segundos. Definitivamente, los chicos guapos o tienen novia o son gays.

Y aquí y con esta conclusión, unos que se van para su casa. Y claro, al igual que el día anterior, durmiendo a penas 2 o 3 horas debía aparentar haber dormido alrededor de unas 8. ¿Me quita esto años de vida o gano horas de fiesta? 


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