Hablábamos
de sin sentidos que se volvieron más significativos. En un principio
todo era banal y al segundo se convirtió en algo más serio.
Comentábamos pues lo afortunados que éramos la mayoría frente a
casos realmente desesperanzados: gente que no ha tenido vida porque
la vida no le ha dejado, enfermedades por negligencias humanas,
infancias perdidas por dificultades físicas, sociales. Pero muchas
veces son estás personas las que más nos enseñan, las que poseen
una fuerza de voluntad capaz de todo. Y al igual que los grandes
artistas como Van Gogh, estás personas ven la realidad de las cosas,
la triste realidad, hundiéndose en la mayor oscuridad de este mundo.
¿Cómo dejamos que los mejores caigan? Sin embargo, ¿cómo
evitarlo? No podemos opinar puesto que no hemos pasado por ello pero
si podemos hacer algo. ¿Por qué no nos solidarizamos un poco? Es
momento de empezar a moverse y mucho más ahora, que se supone que
estando en crisis somos todos una piña, una familia, que sufre las
penurias colectivas.
Y
ojalá fuera cierto que somos una familia pero tristemente, hay
ciertos personajes que miran por su propio bien. ¿Acaso un médico
recetaría lo mismo para un resfriado que para una hemorroides?
Diríamos que no, pero hay muchos casos en que el médico corrompido
por las directivas farmacéuticas ha sido convencido para que recete
el medicamento X y depende de cuantos dé recibirá una mayor o menos
parte del precio adquirido por su compra.
De
todas maneras, estás personas desprovistas de cualquier golpe de
suerte hacen su mayor esfuerzo... esperan una sociedad mejor, tal vez
un día mejor.
“La
paciencia es la fortaleza del débil y la impaciencia, la debilidad
del fuerte.” Immanuel Kant.
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